La compleja relación entre Estados Unidos y Venezuela: Retos y herencias para la administración de Trump
Por Lcdo. Moises Lizardo
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca abre un nuevo capítulo en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, marcadas en los últimos años por tensiones políticas, sanciones económicas, una migración masiva y un fallido intento de democratización. Analistas coinciden en que el gobierno saliente de Joe Biden “pagó un alto costo” para promover una transición democrática en Venezuela, sin éxito tangible.
Herencia de una relación deteriorada
La relación bilateral entre Estados Unidos y Venezuela, alguna vez marcada por cooperación energética y militar, comenzó a deteriorarse con la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999. Desde entonces, las tensiones se incrementaron, alcanzando su punto más crítico bajo el mandato de Nicolás Maduro, quien asumió la presidencia en 2013. La administración de Biden, al igual que su predecesora, desconoció a Maduro como mandatario legítimo en 2019 y aplicó sanciones económicas que afectan tanto a instituciones estatales como a altos funcionarios del chavismo.
A pesar de estos esfuerzos, el intento de promover elecciones libres terminó en un estancamiento político. Según Benjamin Gedan, del Wilson Center, “Estados Unidos pagó un alto costo”, incluyendo la liberación de Alex Saab, señalado como testaferro de Maduro, sin que se lograra una transición democrática en Venezuela.
El reto de la migración
La migración venezolana es otro tema crucial en la agenda bilateral. Con más de 7.7 millones de personas que han salido del país en las últimas dos décadas, la mayoría hacia América Latina y el Caribe, Estados Unidos enfrenta el desafío de atender esta crisis desde un enfoque multicausal. Laura Dib, de la Oficina de Washington sobre Asuntos Latinoamericanos (WOLA), señala que limitar la relación entre ambos países al tema migratorio es un error que ignora la raíz del problema.
El retorno de Trump podría implicar un cambio en la narrativa y las políticas migratorias, pero también un enfoque más pragmático hacia los negocios petroleros y las sanciones económicas.
Transición democrática: ¿Misión imposible?
La reciente elección presidencial en Venezuela, calificada de fraudulenta por Estados Unidos, marcó otro punto de inflexión. Mientras el chavismo proclamaba vencedor a Maduro, la oposición aseguró que su candidato, Edmundo González, triunfó holgadamente. Washington respaldó a González como “presidente electo”, exigiendo una transición democrática. Sin embargo, los esfuerzos de la administración Biden no lograron que Maduro cumpliera los acuerdos firmados con la oposición en 2023.
Francisco Palmieri, diplomático encargado de la oficina para Venezuela en Colombia, destacó este mes que Maduro enfrenta una “fecha límite” para facilitar dicha transición. Sin embargo, los analistas consideran improbable un cambio inmediato.

Oportunidades y desafíos para Trump
La llegada de Trump podría traer una estrategia más agresiva hacia Venezuela, especialmente con figuras como Marco Rubio como secretario de Estado y Christopher Landau como subsecretario. Ambos tienen experiencia en la región, lo que podría traducirse en una atención más focalizada en el país suramericano.
Por otro lado, Estados Unidos deberá tomar decisiones críticas sobre el futuro de las licencias petroleras otorgadas a empresas que operan en Venezuela y sobre la posible imposición de nuevas sanciones. Laura Dib advierte que estas medidas podrían complicar aún más la relación de Washington con gobiernos de la región, como Brasil, Colombia y México, que han adoptado posturas más conciliadoras hacia Caracas.
¿Una oportunidad para la diplomacia de Estado?
Milos Alcalay, exembajador venezolano, cree que la clave para el éxito de Trump será fortalecer la “diplomacia de Estado”, involucrando tanto a republicanos como a demócratas en la promoción de la democracia en Venezuela. “Será sumamente importante mantener una diplomacia de Estado, donde no sólo se apueste a la posición del nuevo partido gobernante, sino a mantener el respaldo bipartidista”, afirmó.
Perspectivas futuras
Con un panorama cargado de desafíos, la relación entre Estados Unidos y Venezuela dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar la presión política interna y externa, equilibrar los intereses económicos y priorizar los derechos humanos en su política exterior. Mientras tanto, millones de venezolanos esperan soluciones que no sólo alivien su sufrimiento, sino que también sienten las bases para una reconstrucción democrática y económica duradera.